18 de septiembre de 2008

MANAGEMENT Y NEUROCIENCIAS (REDES, RELACIONES, CAMBIO) II


El desafío es ampliar la mirada tradicional y recurrir a otros campos de estudios, en busca de modelos y prácticas que expliquen más satisfactoriamente la realidad a la que se enfrentan las organizaciones en la actualidad. El management debe aprovechar este momento de secularización del conocimiento científico, que ha permitido reducir la distancia que históricamente ha existido entre la ciencia y el “hombre de la calle”. Aquí la neurociencias, con su notable desarrollo de los últimos quince años, jugará un rol crucial contribuyendo con sus explicaciones y teorías acerca del funcionamiento cerebral. El origen interdisciplinar de esta ciencia, facilita el intercambio de conocimientos entre diferentes campos de estudios, por lo que las posibilidades de establecer puentes con el management o la economía, no sólo son factibles, sino que altamente recomendables. Afortunadamente el coaching ha contribuido enormemente generando un espacio de trabajo fértil, en el que teoría y conocimiento científico se han podido plasmar en eficientes modelos y estrategias de cambio.

En este nuevo escenario de redes y comunicación total, las neurociencias están contribuyendo con modelos actualizados de organización cerebral, que facilitarán la comprensión de la creciente complejidad de los fenómenos organizacionales. Más concretamente, las neurociencias pueden contribuir al desarrollo de temas como la creatividad, el liderazgo o la capacidad de tomar decisiones. En relación a los procesos creativos, por ejemplo, se ha podido demostrar su estrecha relación con el hemisferio derecho de nuestro cerebro, que tiene una forma de operar típicamente divergente e intuitiva. Actualmente existen técnicas y ejercicios que contribuyen a potenciar las habilidades “creativas” de nuestra mitad izquierda del cerebro, que por el tipo de educación imperante, suele ser el que domina el funcionamiento cerebral.

  En relación a los procesos de toma de decisiones y razonamiento, se ha comprobado el rol que juegan la metacognición y las emociones en su desarrollo. Considerando esto, el trabajo con las denominadas “habilidades metacognitivas” o con el reconocimiento de las emociones propias y ajenas, puede suponer una ayuda invaluable para cualquier organización. Sobre cuestiones como estas, disciplinas como el neuromanagement y el neuromarketing tendrán mucho que decir.

  Por otro lado, a partir de los nuevos conocimientos que surgen de áreas como la cronobiología, las investigaciones sobre estilos cognitivos o la PNL, se podría repensar la manera en que se estructuran los horarios, los equipos de trabajo o las comunicaciones dentro de cualquier organización. Todos estos asuntos, finalmente,  dependen de cómo se organizan nuestros procesos mentales. Que los procesos de atención de nuestro cerebro, tengan ciclos de 90-30 minutos determinarán, entre otras cosas, nuestros períodos de rendimiento, creatividad o razonamiento. Estas consideraciones debieran tomarse en cuenta para establecer la duración de las reuniones o la hora del día en que tomamos las decisiones más importantes.