21 de enero de 2009

Buscando la conexión Management y Neurociencias: Tres Pilares (III)


3. Equipos de trabajo

 Demás está decir que muchos de los cambios que puedan implementarse en los niveles anteriores, tienen repercusiones en el nivel de los grupos o equipos de trabajo y viceversa. Esta es la razón por la que esta división sólo cumple funciones prácticas y de explicación. Ahora bien, pensemos en la manera en que los estudios acerca de las funciones cerebrales, pueden aportar al desarrollo de nuevas metodologías y técnicas de decision making o razonamiento. En relación a estos procesos por ejemplo, se ha comprobado el rol que juegan la metacognición y las emociones en su desarrollo. Visto de esta manera, el trabajo con las denominadas “habilidades metacognitivas” o con el reconocimiento de las emociones propias y ajenas, puede suponer una ayuda invaluable para cualquier organización.

Por otra parte, los adelantos en neurociencias nos develan un sistema nervioso organizado como una compleja red interconectada, funcional y ultracomunicada: el sueño de cualquier organización. Probablemente muchos de los modelos y teorías de organización que están por crearse, serán influenciados, por los estudios sobre  nuestro sistema nervioso.

A partir de los nuevos conocimientos que surgen de áreas como la cronobiología, las investigaciones sobre estilos cognitivos o la PNL, se podría repensar la manera en que se estructuran los horarios, los equipos de trabajo o las comunicaciones dentro de cualquier organización. Todos estos asuntos, finalmente,  dependen de cómo operan nuestros procesos mentales. Que los procesos de atención de nuestro cerebro, tengan ciclos de 90-30 minutos determinarán, entre otras cosas, nuestros períodos de rendimiento, creatividad o razonamiento. Estas consideraciones debieran tomarse en cuenta para establecer la duración de las reuniones o la hora del día en que tomamos las decisiones más importantes.

Finalmente, uno de los temas más relevantes sobre los que las neurociencias puede aportar es acerca del fenómeno del cambio. El cerebro es una máquina perfecta que está permanentemente generando un producto estable, supongamos la consciencia, dentro de un contexto de alteraciones constantes. La paradoja de esto es que la única forma de permanecer estable dentro de un entorno inestable, es cambiando constantemente para restituir el equilibrio a partir de las nuevas condiciones que se dan a cada segundo. El desafío de las empresas es el mismo: mantenerse estables e idealmente crecer y desarrollarse en un entorno que es tremendamente inestable. Y lo que es peor, que cada vez cambia más rápido. ¿Cuál es la solución para esto? El mismo cambio, es decir, aprender y adquirir las estrategias y habilidades para ser una organización ligera, que se mueve y cambia de acuerdo a las contigencias que van ocurriendo en su entorno.

El fenómeno del cambio puede ser una buena síntesis de los temas anteriores porque supone el trabajo con todos los recursos de las organizaciones al servicio de un proceso indispensable, pero que suele generar incomodidad entre las personas. Para aprender a cambiar debemos mirar nuestro cerebro.