27 de enero de 2010

Gestión del Conocimiento: Un ejemplo práctico


Cuando cursaba mi doctorado en Barcelona, se me ocurrió montar una empresa de reparación de computadores. Mirado en retrospectiva, no deja de impresionarme mi desfachatez de aquellos años pues, en realidad, no sabía mucho de computadores. Con todo, lograba dejar satisfechos a la mayoría de mis clientes.
Lo único que me preocupaba era que al menos el computador con problemas, pudiera acceder a internet. Cuando esto no era posible (ya sea por problemas de software, hardware o de red), le respondía a mis clientes que no podría ayudarlos con su problema.
Como supondrán, lo que en realidad yo hacía era buscar por toda la red las posibles soluciones que aparecían por diferentes blogs, foros, tutoriales, etc. Luego, con una poco prolija metodología de ensayo y error, probaba diferentes soluciones hasta que el problema se resolviera. Con este método arreglaba más o menos el 80% de los problemas por los que "mi empresa" era requerida. Por supuesto que en el 20% restante no cobraba nada y me disculpaba por no haber sido de utilidad.
La verdad es que así fue como aprendí bastante de computación y paulatinamente pude mejorar la calidad de mis servicios a mis clientes, pudieran o no conectarse a internet.

Más allá de lo anecdótico de un caso como este, lo que si me parece relevante es la forma en que da cuenta de un sencillo pero eficaz modelo de gestión del conocimiento. Analicemos brevemente lo que ocurre.
Hay una persona (cliente) que no sabe hacer algo (reparar un computador) y busca alguien que sí sepa. La verdad es que este sujeto (el técnico) tampoco tiene el conocimiento que debería para resolver este problema, pero sí sabe donde encontrarlo y sabe también como aplicarlo (probar con las diferentes soluciones hasta que se solucione el problema). Desde mi punto de vista, este es un modelo simple pero que grafica de buena forma una situación cotidiana de gestión del conocimiento.
En un mundo sobrecargado de información, con un conocimiento que se desarrolla a una velocidad sorprendente, y en donde cada vez se cuenta con más y mejores plataformas para gestionarlo (pensemos en en las enormes posibilidades de internet), la búsqueda eficiente de información, así como la aplicación de este conocimiento en situaciones organizacionales concretas, resulta una habilidad que ofrecerá enormes ventajas a la nueva generación de trabajadores del conocimiento y, por extensión, a todas las organizaciones. Todo está en la red, sólo que hay que saber encontrarlo.